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Activistas, disonancia cognitiva y AMLO

Por Antonio Medina Trejo *

El momento actual en el que se encuentran muchas Organizaciones de la Sociedad Civil no es muy alentador, no sólo porque el presidente de México las desdeñe y las etiquete como conservadoras a todas, sino porque están pasmadas sin saber qué hacer en esta etapa donde había una expectativa muy positiva con el nuevo gobierno, y resultó que el jefe del Ejecutivo Federal es precisamente quien las está maltratando con particular crueldad.

Hoy día, luego de cuatro meses de iniciado el nuevo gobierno, las asociaciones civiles no cuentan con los recursos que ha sido invertidos por los gobiernos anteriores desde hace más de dos décadas para que operen con regular tranquilidad. Un recurso limitado que no resolvía las necesidades totales de las organizaciones, pero que sí ayudaba a solventar gastos mínimos para acciones comunitarias, que junto con el trabajo voluntario de impetuosos activistas, donaciones de particulares y obtención de recursos de fuentes internacionales en algunos casos, el activismo organizado pudo emprender proyectos sociales de impacto directo en los diversos sectores donde el gobierno nunca ha podido llegar, ya sea por falta de voluntad o por la nula empatía entre las personas y funcionarios públicos.

Esta situación provoca que líderes sociales de todos los movimientos se sientan rechazados, ninguneados, estigmatizados, además de no tener los suficientes recursos para operar en este arranque de año.

Lo que prevalece en ámbitos del activismo es un desesperante impase con sentimientos encontrados, pues por un lado le apostaron a lo que se vendió como un cambio de régimen, confiando en que por fin lograrían coadyuvar bien con el gobierno, y por el otro lado, el nuevo gobierno actúa de manera contraria a los ideales que creyeron defenderían quienes hoy ostentan el poder mayoritario en las Cámaras, en espacios de gobierno, y desde luego, en la Presidencia de la República.

Peor aún, el gobierno encabezado por Andrés López está tomando decisiones políticas que parecen contrarias al ideal democrático con el que han luchado los diversos activismos a favor de la igualdad y los derechos de las minorías sociales, ya que el presidente ha radicalizado sus acciones con acercamientos públicos con grupos cristianos y evangélicos, que han pedido privilegios al gobierno federal.

A pesar del maltrato hacia el activismo social por parte del presidente, las ONG`s no han reaccionado con indignación ante las ofensas y el descredito de quien usa la investidura presidencial para categorizar a buenos y malos, y a quienes están con él, o en su entender, contra él.

Hay una especie de masoquismo del activismo que justifica al líder mesiánico a pesar del rechazo, las ofensas y el castigo al retirarles recursos que ya estaban en el presupuesto de este año. Este fenómeno es una especie de Síndrome de Estocolmo colectivo que denigra a los y las activistas, al tiempo que somete las voluntades de quienes han luchado por la igualdad, los derechos y las libertades.

En ese sentido, se observa lo que en psicología se denomina “disonancia cognitiva” , ese autoengaño que no permite ver la realidad, en este caso, de muchos activistas al tener sentimientos encontrados con respecto a su idealización del presidente, quien los convenció durante más de 18 años de campaña, convirtiéndoles en clientelas solamente, y que hoy al estar en el poder presidencial, observan, pero no quieren ver que sus expectativas no se están realizando; no obstante -y ahí es donde radica el conflicto- justifican al líder a pesar de que les maltrata, les humilla y está actuando en contra de los motivos por los cuales votaron por él.

Pero el presidente López no tiene límite en su demagogia cotidiana que le anima sus ansias por imponer lo que él piensa a pesar de que se le expliquen sus errores una y otra vez. Es un fanático de si mismo que miente, seduce, es radical, lanza consignas, divide y no cesa de imponer su voluntad en todo momento.

El gran reto del activismo será unirse y salir de ese letargo colectivo para demostrar su músculo a través de la movilización y de acciones legales en los temas donde las imposiciones del Ejecutivo Federal violen derechos como el de la salud, de acceso a la justicia, a la educación, derechos laborales, libertad de expresión o que impacten en la violación de derechos humanos, económicos o patrimoniales, entre otros.

Urge que el activismo despierte y recupere su dignidad y autoestima, se empodere y siga luchando por ideales libertarios que permitan un mejor México igualitario en el presente y el futuro inmediato.

* @antoniomedina41

1. Teoría planteada por el psicólogo León Festinger que estudió las “formas de autoengaño que no nos permiten ver la realidad”, por lo que las personas necesitan asegurar continuamente sus creencias y justificarlas a través de “mentiras que se conciben inconscientemente como verdades”.

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