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¿Curar la homosexualidad?

Por Antonio Medina Trejo *

En pleno siglo XXI hay quienes piensan que la homosexualidad es una enfermedad y como tal, se puede curar. Para ello, por increíble que se escuche, quienes están convencidos de esa aberrante idea recurren a la psiquiatría o a la fe para “curar” a quienes aman a personas de su mismo sexo o quienes no responden al rol de género de su sexo biológico.

Historias de terror se han escrito en clínicas psiquiátricas y retiros espirituales donde personas homosexuales, hombres y mujeres, han sido internadas por familiares o de manera voluntaria para “convertirse” en personas “normales”. Los “profesionales” de la salud mental que sustentan que la homosexualidad es una preferencia, y como tal puede modificarse, han dañado física y emocional a infantes, jóvenes y adultos, con terapias psicológicas, medicación, encierro en hospitales psiquiátricos o intervenciones con electroshocks.

Por otro lado, grupos religiosos también recurren a estrategias de conversión a través de retiros espirituales, consejería con ministros de fe, convencimiento entre pares, exaltación de la culpa, y en casos extremos de neurosis, exorcismos.

En nuestro país se han llevado a cabo retiros organizados por Courage Latino, una organización religiosa estadounidense creada en Nueva York en 1980. El Vaticano la avala y jerarcas mexicanos han sido promotores de retiros de “restauración sexual” cuyo objetivo es que quienes acudan “resistan las tentaciones carnales del mismo sexo”, para ello someten a las personas a terapias, oraciones y la abstinencia.

Tanto la ciencia como grupos religiosos que avalan la idea de la conversión están equivocadas respecto a que la homosexualidad sea una enfermedad: la homosexualidad es una variante de la sexualidad humana; es una orientación sexual intrínseca a algunas personas. Es decir, hay quienes son heterosexuales y quienes simplemente no lo son.

Intentar cambiar la orientación sexual de alguien viola su derecho a la salud mental y física, perpetúa el estigma hacia las poblaciones de la diversidad sexual y transgrede el derecho humano a amar. Sin duda, es un atentado contra la integridad de las personas, tan es así que ese tipo de terapias han sido rechazadas por gremios psicológicos, psiquiátricos, médicos y sexológicos en todo el mundo, por la misma Organización de las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y por un sector religioso progresista.

El debate sobre las terapias de conversión resurgió en México luego de que el ex reportero de televisión, Mauricio Clark, informó en un programa de espectáculos que ya se había curado de su homosexualidad y que gracias a un retiro espiritual logró reconvertirse en heterosexual. En el plano internacional, el debate lo atizó el Papa Francisco en agosto de 2018 cuando planteó en una entrevista que ante un niño que presenta una conducta homosexual habría “mucho que hacer, especialmente por parte de la psiquiatría”.

El dicho del pontífice reactivó a organizaciones ultraconservadoras que luchan en contra de los derechos de las personas LGBTTTI, aunque también generó la protesta de grupos pro derechos de la diversidad sexual en todo el mundo. En tanto, países de la Unión Europea apresuraron la redacción de un documento para prohibir las terapias reparativas, pues por extraño que parezca, sólo tres países en el mundo tenían legislación punitiva en contra de ese tipo de terapias hasta antes de 2018: Brasil, Ecuador y Malta. Recientemente se sumaron Canadá y 14 estados de Estados Unidos.

En México hay iniciativas legislativas en el Senado de la República y el Congreso de la Ciudad de México que consideran estas terapias como tortura, sean ejecutadas por médicos, psiquiatras o ministros de culto. El común denominador de las propuestas radica en respetar la orientación sexual de todas las personas bajo el principio de “una vida libre de violencia”, sea física, psicológica o espiritual.

Ante los embates de la derecha y la extrema derecha que cada día se fortalecen más, no sólo en México, sino en varias regiones del mundo, es muy importante defender los avances que hemos logrado en materia de diversidad sexual, y seguir luchando por la progresividad de derechos, por el ideal de la igualdad y en contra de la estigmatización, la discriminación, la violencia criminal y emocional hacia gays, lesbianas, personas trans e intersexuales.

@antoniomedina41

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